Sonriendo

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Buenos días!!!!!!!!!!!!!!!

25 septiembre 2011

Los domingos... en Puebla

Los domingos en Puebla, ufff¡ solo de amaneciendo sabiamos que era domingo. Asi de claro. No habia lugar a dudas, todo estaba en calma. Alla una señorita pasaba apurada, acá una señora tosía pero los que podían estaban en casita, en camita, mirando la tv. Las amigas que quedaban miraban como empezaba el día doloridas, cansadas, con la desesperanza pegada cosida en la espalda, sabiendo que este domingo no era un sunny domingo, era un día de mirar caras nuevas con la esperanza puesta. En el Infierno de Dante, decía algo así como: todo el que entra aquí olvide su esperanza. Eso debía tener inscrito. Sin embargo, henos ahi, esperando una esperanza que nos hacía levantarnos diario, atisbando hacia el futuro que a veces era luminoso y otras, cuando todo estaba callado, era negro ominoso, cargado de presagios funestos. Quienes por primera vez entraban, asustadas miraban, no entendían aún que tenían que interesarse en esas rutinas, pues era el principio de un camino largo. Primero iban con toda su familia, despues solo los valientes, desocupados o los que le tocó. Así de triste. Primero, la novedad, despues la obligación. Caras largas, mas aún al saber que eran medidas desesperadas, que realmente contra el cancer no hay mucho que sea posible hacer, que casi todo era paliativo. Y el día transcurría casi aletargado. El baño era casi privado. Al amanecer, el gigantesco aparato de orden de San Alejandro, comenzaba a trabajar, vertical, como una torre no alcanzaba a a verse lo pies, ni a entender que su razón de ser era ese pobre ser humano, que asustado, esperaba ver caras amables, amigas, familiares, o bueno, sin gestos huraños, que le ayudara a entender porque a él, porque en esta ruleta le tocó esa suerte infame. No radios, no tvs, no ipod, no celulares, no dvd, nada. El ser humano necesita tener fé, y casi monásticamente, monacalmente, inducían a meditar. Lo menos que podías hacer era meditar, una jovencita rodeada de mujeres adultas con pocas esperanzas. Meditar? Tal vez extrññar, reprochar, sufrir. Como aceptar esa suerte? Error de cálculo¡ Y todas las reglas diseñadas para tu bienestar son las que mas te joden la vida. En que afectaba la tranquilidad de alguien mas un ipod?. Carajo¡ Lo único que querías era no estar viendo ese dolor que flotaba a manera de castigo en toda la sala de oncología. Y ese era el domingo... Afuera, la vida, estaba donde quiera. El primer domingo llegamos con todo una maleta de esperanzas... Regresábamos un lunes con la maleta vacía, dañada, con mas hoyos cada vez, donde se colaba con cada intervención las esperanzas. Señor de las Maravillas, donde estás ? Tantas veces busque tu rostro, pedí, por ella, pedí lo que ella decía... Tús designos fueron otros... Hoy domingo, tengo que llevar flores al panteón, no me duele eso, me duelen aún las esperanzas y el dolor que percibo siempre al llegar a un lugar de esos. No puedo esconder las lágrimas cuando me dicen que alguien joven sufre, yo sé que tus designios mi señor, son tuyos, pero en las tardes de los domingos no puedo dejar de recordar con los acordes del pum a una dulce y vital jovencita que dejó su maleta de esperanzas allá en Puebla.

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