Sonriendo

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Buenos días!!!!!!!!!!!!!!!

02 julio 2008

La música


Oaxaca es un lugar hermoso, todo el estado es un tapete colorido en los mas diversos tonos. En la costa puedes ver los rojos pícaros, deseosos de vivir la vida, en el istmo el amarillo que seduce al sol; la cañada con su cielo azul luminoso... Sin embargo la sierra, la sierra es algo diferente, hermoso. Tal vez es el aire frío, el cielo absolutamente claro, a veces distraído con nubes coloradas, cachetonas de luz. Reflejan con el sol su albor, su blancura. Los cerros desde lejos se ven azules, prietos de verdor. Allá están tiradas las piñas increíblemente grandes del pinoabeto, acá las piñas chiquititas de otras coníferas (juncia les decía en mi pueblo, en la parte mas sureña del estado). Para mí, gente de planicies, estos cerros desafiantes al cielo me inquietan, tienen un aire como de guerreros listos para la batalla. Desafiantes es lo único que los describe. La sierra que corta la super carretera Oaxaca Puebla es una muestra del desafío del que hablo. La Super carretera, en mayúscula inicial, es un arañazo chiquitito en la ladera de aquellos colosos apenas holladas por nuestras maquinas excavadoras, compactadoras y todo un ejército de hombres esforzados que a puro sudor excavaron túneles, puentes, y en total volaron partes de aquellos cerros magníficos. Después de todo que puede dar esta tierra elevada sino gente de carácter seguro y fuerte. Sin embargo tienen tanta sensibilidad en su alma. Basta escuchar su música. Los metales se mezclan gozosos, alegres con las pocas cuerdas, allá las flautas, los tubas, no sé cuantos instrumentos conforman una banda oaxaqueña pero si la música es una de las bellas artes, logra su cometido a la perfección en el caso de las bandas de la sierra de Oaxaca. Decía mi maestra Cuquita, que las artes logran transmitir el sentimiento sin decir palabras, por lo que decía, eran universales, esto es comúnes a todos los seres humanos, susceptibles del dolor, del amor, de la alegría. Entonces una banda oaxaqueña, de la sierra, en los maravillosos sones de Betaza, entrega primero la tristeza, la melancolía de las tardes serranas; a poco entra la desesperación de las noches sin sueño, y que son rotas en su deseperanza por los metales maravillosos que desbaratan el dolor en la alegría del amanecer con una tazota de café caliente, la dicha de amanecer, de estar vivo, de amar.
No sé todavía que de maravilloso tiene la música que logra encontrar en los sonidos la dicha de mi corazón, así sin decir una palabra. Los sones de Betaza son alegría convertida paulatinamente en dolor y vuelta después mas segura de sí, en una felicidad que no tiene igual. Las mujeres, bailan y ellas sin comparación con su vida diaria, son la pieza central de esta danza, de este baile, ellas llevan y organizan la pieza que se mueve como ellas, recatadas, dulces. Y a la vez tan seguras, su faldas blancas de algodón prístino, puro, nuevo, suenan al moverse, destacan las cuentas rojas de su collar, el rojo del ceñidor es necesario en esta blancura inocente. Las facciones de esas mujeres tan hermosas, se coronan con sus trenzas negras casi azules, los listones, sin más, negros, aseguran que el ritmo no las desate. Giran en el aire, y así en cada paso llevan la música, elevan el corazón de ese pueblo, que sin palabras encuentra que la vida tiene dos facetas, que es cada una de ellas está Dios, esta el amor, y en su baile, en cada compás de su música deja que su corazón cante, que su cuerpo sin una sola palabra diga mucho más que una monografía dedicada a la vida de Betaza. Vivan mucho años maravillosos pueblos de la Sierra, conserven en su corazón la vida, en su alma la pureza, sin palabras que empañen el sentimiento puro de la vida, de la paz que los cielos azules a diario prodigan la dicha de la vida. Solo alguien que ame tanto a este pueblo pudo hacer esa música que conmueve, que transluce sin imágenes el cielo, el color de mi amado Oaxaca. Que viva la música, y sobre todo las Bandas de Oaxaca¡¡

Mar muerto

Mar muerto
Cerca de San Mateo